Debemos recordar a estos hombres, que alguna vez fueron recibidos con recelo y poca consideración, pero que en 1982 se implicaron en la defensa de la República luchando frente a frente contra las fuerzas del Reino Unido de Gran Bretaña en la Guerra de Malvinas.
Eran todos combatientes profesionales de la Gendarmería Nacional y habían pasado por un largo período de entrenamiento. Se trataba de comandos comprometidos con la ciencia de la guerra y el arte de la paz. Eran todo valor y ejemplo.
Ellos tuvieron el honor de actuar en el Teatro de Operaciones Malvinas. En mayo de 1982, en función de la situación bélica que se vivía en Malvinas, se conformó un elemento móvil de combate que se llamó tropa Especial 601, que luego, por iniciativa de los propios integrantes se denominó Escuadrón “Alacrán”, nombre con el que pasó a la historia.
Así sus hombres compraron una bandera con los únicos sesenta pesos que les habían dado, le dibujaron el símbolo bélico (ALACRAN) y juraron defenderla hasta perder la vida. Hoy la conservan como un sagrado baluarte.” Eran todos combatientes profesionales, aguerridos y con una lealtad sublime, el respeto y la camaradería se percibía en cada mirada en cada mate; como consecuencia de los enfrentamientos, sufrieron siete bajas; la mayor proporción de bajas en relación al número de integrantes de una unidad; en total eran cuarenta hombres. Los “Alacranes” puestos en acción, dieron inmediata respuesta a los requerimientos estratégicos. Ellos, como todas las fuerzas de elite que operaron en Malvinas estaban preparados para cualquier acción ofensiva.
Sin embargo, nada era preocupante al extremo; los integrantes de “Alacrán” habían sido preparados para actuar en tiempos de tranquilidad, para reaccionar en momentos de crisis y para trabajar en conflictos abiertos. Los cursos teórico-prácticos les habían proporcionado conocimientos de inteligencia, sabían la técnica de la exploración, el reconocimiento estratégico y estaban aptos, llegado el caso, para llevar adelante un enfrentamiento no convencional. Ellos hicieron realidad la sentencia latina “Dulce et decorum est pro patria mori” (Es dulce y decoroso morir por la patria). De la participación casi olvidada de la Gendarmería Nacional en la guerra de Malvinas, se rescata la fortaleza de sus hombres, la valentía y el arrojo, la humildad, la perseverancia y la voluntad.
Se trata de una rúbrica indeleble. El ejemplo, sin duda, alimenta el espíritu de quienes hoy portan las insignias de la Fuerza. "Gendarmes, centinelas de la patria, héroes caídos en Malvinas, honor y gloria es vuestro legado. Descansen en paz". Hoy lleva orgullosamente el nombre de ALACRAN, la Unidad de Fuerzas Especiales de Gendarmería Nacional. Por aquellos hombres que ofrendaron su vida por la patria, con convicciones plenas e inmutables, personas ilustres que aun hoy sienten con el corazón y el alma cada momento vivido en las islas, se origina el nombre de esta Empresa.